A nivel neuroquímico, tanto la depresión como la ansiedad son, en realidad, una carencia de neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y la noradrenalina.
Probablemente no les falte razón, que llevar una vida llena de carencias y trabajar de sol a sol desde que le salen a uno los dientes no es del gusto de nadie.