Pero las pequeñas, como el azul y el violeta, chocan con las moléculas y se dispersan en todas direcciones haciendolo brillar en ese color azul celeste que en las ciudades a veces extrañamos...
En el momento en que el pobre Pinocho, colgado por los ladrones en una rama de la Encina grande, parecía más muerto que vivo, la hermosa niña de los cabellos azules apareció de nuevo en la ventana.
No veo a Mamá Teresa más que a través de los cristales de colores de la cancela del patio, por los que yo miraba azul o grana la luna y el Sol, inclinada tercamente sobre las macetas celestes o sobre los arrriates blancos.