Fue interrumpido por la señora Annesley, persona gentil y agradable que, al intentar romper el hielo, mostró mejor educación que ninguna de las otras señoras.
Pero bueno, este era un cura bonachón, era un cura maravilloso, que en realidad lo que había hecho en Medellín, otro bueno, era enseñarnos a oír música clásica y enseñarnos a ver cine con cuidado, con ojo crítico.