Después de Camboya, Rwanda, Srebrenica y Darfur, no podemos simplemente continuar diciendo “nunca más” sin socavar gravemente la autoridad moral de las Naciones Unidas y de su Carta.
La Armada de los Estados Unidos sigue manteniendo en Vieques una estación de radar transportable, que opera más allá del alcance óptico y, según admite la propia Armada, es tan potente que puede alterar el clima.
Reiteramos la obligación de todos los Estados Miembros de abstenerse en sus relaciones internacionales de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza de cualquier forma incompatible con la Carta de las Naciones Unidas.