Desde el comienzo del último levantamiento murieron miles de palestinos, y otros miles quedaron heridos, mientras que otros son sometidos a torturas o tratados en forma inhumana como detenidos.
Las electoras recibían amenazas por teléfono, correos electrónicos y hasta volantes, distribuidos en medio de la noche, en los que rezaba lo siguiente: “No vote, de lo contrario, su esposo, sus hijos o usted pudieran perder la vida”.