A sus costados, las viejas casas de La Perla, altas, con las paredes cubiertas de enredaderas, y verjas herrumbrosas que protegían jardines de todas dimensiones.
Tiene altos rascacielos y antiguos almacenes de ladrillo que se han convertido en algunos de los lofts, oficinas, hoteles y restaurantes más caros de la ciudad.