Además, en numerosas ocasiones, el Gobierno y los Janjaweed habían secuestrado a mujeres y niños y robaban sistemáticamente bienes como ganado, dinero y utensilios.
No obstante, soldados congoleños incontrolados, desertores y otros elementos armados han seguido saqueando aldeas y almacenes y violando, robando y cometiendo otros delitos contra la población civil.
Se han denunciado incursiones de milicias sin identificar a lo largo de la frontera del Chad, a menudo con el objetivo aparente de robar ganado y otros animales.
Sin embargo, había señales evidentes de que alguien había entrado en la casa para robar. En el arma no se encontraron huellas dactilares del Sr. Marynich.
Si, por ejemplo, se ha visto a un ladrón robar un cepillo de dientes en un supermercado, el uso de armas de fuego a fin de arrestarlo deberá considerarse desproporcionado.
Los movimientos rebeldes también participaron en actos de saqueo, principalmente contra comisarías de policía con el fin de obtener armas; en unas pocas ocasiones, los rebeldes también robaron bienes privados.
En Darfur, el término Janjaweed se utilizaba en el pasado para describir a los bandidos que acosaban a las poblaciones rurales y que, entre otras cosas, robaban ganado y asaltaban a los viajeros.
Además, se ha obtenido información sobre actividades de elementos armados que han aprovechado el desmoronamiento total de la ley y el orden para vengarse de viejas disputas entre las tribus o simplemente para robar ganado.
El 18 de junio, en Pichori, en la parte baja del distrito de Gali, tres hombres armados y enmascarados robaron a dos equipos de patrulla de la UNOMIG integrados por 11 observadores militares y dos intérpretes.