Si estuviéramos de acuerdo en esto —y es como poner la carreta delante de los bueyes— ¿cómo se relacionarían los cambios hechos en el párrafo 8 y, supongo que también en el párrafo 9, con la redacción que le hemos dado al párrafo 11?
Como resultado, condujeron sus carretas a la derecha y de esta manera podían estar más cerca del centro del camino para ver y mantenerse alejados del tráfico que se aproximaba.
Siguió con tanta atención las peripecias del entierro que nadie dudó de que lo estaba viendo, sobre todo porque su alzada mano de arcángel anunciador se movía con los cabeceos de la carreta.
Traían mulas cargadas de cosas de comer, carretas de bueyes con muebles y utensilios domésticos, puros y simples accesorios terrestres puestos en venta sin aspavientos por los mercachifles de la realidad cotidiana.
Sea en buen hora -respondió el del parche-; que yo moderaré el precio, y con sola la costa me daré por bien pagado; y yo vuelvo a hacer que camine la carreta donde viene el mono y el retablo.
Le pasó el catalejo al doctor Juvenal Urbino, y éste vio las carretas de bueyes entre los sembrados, las guardarrayas de la línea del tren, las acequias heladas, y dondequiera que fijó sus ojos encontró cuerpos humanos esparcidos.
Carretero, cochero, o diablo, o lo que eres, no tardes en decirme quién eres, a dó vas y quién es la gente que llevas en tu carricoche, que más parece la barca de Carón que carreta de las que se usan.