En el tercer milenio antes de nuestra era, los reyes mesopotámicos registran e interpretan sueños en tablillas de cera.
Mil años después, los antiguos egipcios escribieron un libro de sueños listando más de cien sueños comunes y sus significados.
Y en los años posteriores, no hemos dejado de preguntarnos por qué soñamos.
Pero, después de mucha investigación científica, de avances tecnológicos y persistencia, aun no tenemos respuestas definitivas, pero sí algunas teorías interesantes.
Soñamos para cumplir nuestros deseos.
En el año 1900, Sigmund Freud propuso que, si bien todos los sueños, incluso las pesadillas, son un conjunto de imágenes de nuestra vida consciente cotidiana, tienen también un significado simbólico referido al cumplimiento de nuestros deseos subconscientes.
Freud teorizó que todo lo que recordamos al despertar de un sueño es una representación simbólica de nuestros pensamientos primitivos inconscientes, urgencias y deseos.
Freud creía que analizando esos elementos recordados, el contenido inconsciente se revelaría a la mente consciente y así se podrían abordar y resolver los problemas psicológicos derivados de su represión.
Soñamos para recordar.
Para aumentar el rendimiento de ciertas funciones mentales, es bueno dormir, pero soñar durante el sueño es mejor.