CEMENTERIO JUDÍO
Las alegres fiebres huyeron a las maromas de los barcos y el judío empujó la verja con el
pudor helado del interior de la lechuga.
Los niños de Cristo dormían y el agua era una paloma
y la madera era una garza
y el plomo era un colibrí
y aun las vivas prisiones de fuego
estaban consoladas por el salto de la langosta.
Los niños de Cristo bogaban y los judíos llenaban los muros
con un solo corazón de paloma