Hola, soy Sara y hoy vamos a intentar saber qué dijo Velázquez en su gran obra maestra Las meninas.
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez es el pintor barroco español más importante de toda la historia del arte, y vamos a ver cómo era un auténtico bestia parda y, además, era plenamente consciente de ello.
Pintó Las meninas en 1656, a cuatro años de morir, por lo tanto consideraremos que su obra es una obra final de carrera, donde metió todo lo que sabía de pintura, además de meter su gran ego.
Conocida mundialmente como Las meninas, que es un término portugués, que significa 'niñas' y es utilizado para llamar a las damas de compañía de la infanta, el nombre original es La familia de Felipe IV.
Y esto es muy curioso porque el único personaje de todo el cuadro que ostenta ese título real es la infanta Margarita Teresa de Austria, que está en el centro de la obra, o, como mucho, sus padres, los reyes, que se ven reflejados en el espejo del fondo.
Y ojo, que, si seguimos la ley de la cercanía y de la jerarquía, nos encontramos al perrete en un primer plano y a Velázquez por encima de las cabezas de todo el mundo, incluidos los reyes.
Pero Velázquez quiso demostrar que no solo era un simple artesano, sino que, además, tenía fuertes conocimientos científicos sobre la luz, haciéndola entrar por el postigo de la derecha y por otro más al fondo, haciendo un montón de espacio.
También se arriesgó muchísimo haciendo un contraluz, que, curiosamente, funciona como punto de fuga y con un tercer punto focal, que es el espejo, que refleja más luz.
Pero nuestro amigo Diego quiso ir un paso más allá pintando la única cosa que es más difícil de pintar que la luz.
Y eso es el aire, amigos.