Me fui de Italia en 2015, después de muchos años de corresponsal, y Giorgia Meloni no era nadie.

Tenía un minúsculo partido y nada hacía prever que llegaría a ser la favorita en las elecciones del 25 de septiembre en Italia.

Yo soy Giorgia, soy una mujer, soy una madre, soy italiana, soy cristiana, no me lo pueden quitar.

Este es un país dado a las sorpresas y en política, un laboratorio a tener bajo observación, donde siempre están ocurriendo cosas que luego acaban pasando en otros sitios.

Berlusconi, el ascenso de la ultraderecha, el populismo antisistema, la descomposición de la izquierda, los gobiernos técnicos y las alianzas imposibles al borde del abismo.

Es viernes 23 de septiembre. Soy Inigo Domínguez. Hoy en El País.

Italia, el laboratorio político de las sorpresas.

Voy a explorar el pasado, de dónde viene todo lo que estamos viendo, y el presente, cómo se ha gestado en estos últimos años, con dos compañeros del país, Enric González, que fue corresponsal en Roma en los años de Berlusconi, y Daniel Verdú, que está allí ahora y lleva cinco años, toda la última legislatura.

Hola, Enric, ¿cómo estás?

Pues razonablemente bien, ¿qué tal?