El otro día, uno de mis mejores amigos me llamó mientras estaba en mi casa, estaba tranquilito en mi casa, echando el rato, leyendo un poco, viendo videos en YouTube, arreglando un poco la casa...
Estaba ahí, echando el rato tranquilamente, y de repente mi amigo me mandó un WhatsApp.
"Oye, Vicente, ¿qué pasa, tío?
Oye, que... ¿te apetece ir a tomar algo y nos echamos unas cervezas?
¿Qué te parece?
Te invito yo, ¿vale?"
Mi amigo pues básicamente me estaba invitando a salir a tomar algo y bueno, pues a echar unas cervezas.
Pero la verdad no me apetecía mucho que me invitara él a tomar unas cervezas, no me apetecía que pagara él, me daba, me daba un poco de vergüenza, me daba cosa.
Así que le dije: "Ey, tío, ¿qué pasa?
Vale, sí, si quieres vamos a tomar unas cervezas por ahí, sí, damos una vuelta, pero no hace falta que me invites, tío, de verdad, de verdad, no hace falta que me invites.