Fue en fragante, no hubo lugar de tormento; concluyóse la causa, acomodáronme las espaldas con ciento, y por añadidura tres precisos de gurapas, y acabóse la obra.
Por Dios -dijo Sancho-, que vuesa merced me trae por testigo de lo que dice a una gentil persona, puto y gafo, con la añadidura de meón, o meo, o no sé cómo.
Después, por suerte, si uno persigue su sueño, si uno es constante, si uno está muy claro también con lo que quiere, todo lo demás viene de añadidura, viene de costado.
Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda.
En ello era preciso saber excluir todo aquello que, siendo fresco y vital, trastorna siempre el debido curso de los asuntos judiciales; era también preciso evitar toda relación que no fuese oficial y, por añadidura, de índole judicial.
Y en esa espiral ascendente puede lograrse quizás el incremento de la autoestima, pero yo creo que se da, como dicen, por añadidura, no porque estés buscando valorarte más.
Sobre esta cuestión indagó el filósofo norteamericano Stanley Kabel, que reflexionó en su libro si el cine podía hacernos mejores, si tras ver una película cabría esperar un cierto bienestar personal y, por añadidura, social.
Recuerden que esto es un proceso y un camino en el que debemos cultivarnos cada día. Así que el mensaje final de este episodio es que nos permitamos ser imperfectos, vulnerables y fieles a nosotros mismos, lo demás que llegue por añadidura.
Ubícate en lo que ya sabes y que por añadidura y en el camino se lleguen las respuestas a esos cuestionamientos que todavía no han llegado y que qué delicia todavía tener cuestionamiento, porque si todo estuviera dado, qué aburrimiento, ¿cierto?