Paseando por las calles adoquinadas y contemplando los grandes edificios barrocos y neoclásicos, es fácil imaginar cómo era la vida en Cuba hace 200 años.
Es una ciudad de arquitectura colonial, con calles adoquinadas, que se levanta sobre las faldas de un volcán que aún expulsa lava y rodeada de lagunas naturales.
Las playas de Isla Verde, los fuertes históricos, sus museos y las calles adoquinadas del Viejo San Juan son sólo algunas de las cosas que hacen que esta ciudad sea tan grandiosa.
Caminar por el barrio de San Telmo: Es uno de los barrios más antiguos de Buenos Aires y es famoso por sus calles empedradas, sus tiendas de antigüedades y sus bares y restaurantes.
Lo que se conoce como la piel del agua es el fenómeno que hace que insectos como mosquitos o zapateros puedan caminar tranquilamente sobre una charca; seguro que lo has visto alguna vez.
Es parte de la red de pueblos patrimonio del país y viendo sus calles empedradas y casas blancas, uno no puede no estar de acuerdo que este pueblo tiene un encanto muy especial.
Los edificios históricos, plazas y calles adoquinadas hacen que pasear por el Casco Viejo sea el lugar perfecto para sumergirse en la vida local, disfrutar de la gastronomía vasca y encontrar ese recuerdo especial.
El muchacho estaba de vuelta con las sardinas y las dos carnadas envueltas en un periódico y bajaron por la vereda hasta el bote, sintiendo la arena con piedrecitas debajo de los pies, y levantaron el bote y lo empujaron al agua.