Luego reflexionó que esa explicación condecía con el extravagante edificio y con el extravagante relato, no con la enérgica impresión que dejaba el hombre Abenjacán.
La única nieta que tuvo murió soltera, sin hijos, y para ser más extraño el relato de su vida, a pesar de morir millonario, le dejó solo una cama de herencia su esposa.