Tenemos la obligación de asegurar que se impida a los Estados que actúan de mala fe explotar las lagunas de carácter jurídico que existen en los actuales regímenes y normas internacionales.
Y es que los que hacen uso de la picaresca siempre justifican sus acciones poco honradas como robar al rico o no pagar los impuestos que debería porque ya paga demasiados.