Subió a un taburete preparado para ella, para poder llegar al micrófono y leyó los tres puntos del Artículo 1 de la Constitución con voz tranquila y dulce.
Me senté en un taburete, apoyé las manos sobre la cabeza y sin darme cuenta, como por arte de magia, empecé a recordar que otras muchas veces me había sentido así antes de alguna competición.