El olor a sangre de mis manos no significa nada, ahora que existe todo ese rastro en el agua. Además no sangran mucho. No hay ninguna herida de cuidado.
El director español de cine, Luis Buñuel, comienza su libro de memorias Mi Último Suspiro describiendo este evento en el que las manos de aquellos que tocan terminan sangrando.
El pájaro levantó el vuelo cuando el sedal se sacudió y el viejo ni siquiera lo había visto irse. Palpó cuidadosamente el sedal con la mano derecha y notó que su mano sangraba.