Por ahora, hacer que las nubes lloren consiste en ascender a una media de 2.500 metros sobre la superficie, alcanzarlas e inyectarlas llamaradas que contienen una mezcla de cloruro de potasio, cloruro de sodio, y cloruro de calcio.
Y un día, mientras estaban comiendo en la oscuridad, él notó que la mano de ella le buscaba con mucha suavidad, y en aquel momento se levantó por casualidad una llamarada de fuego y vio la ternura pintada en su rostro.
Con esa intensidad tan grande que están teniendo las llamaradas, llegan a latitudes más meridionales, y por eso las vemos en Europa, con tonos más rojizos o anaranjados e incluso rosáceos.