JFK pronunció en la American University un destacado discurso en junio de 1963 en defensa de la diplomacia y el tratado de desarme nuclear firmado poco después.
Los Estados que poseen armas nucleares deben comprometerse a no utilizarlas nunca, insistió el secretario general, al tiempo que subrayó el compromiso de las Naciones Unidas de seguir trabajando para reforzar las normas mundiales sobre desarme y no proliferación.