Por consiguiente, las medidas de lucha contra el terrorismo deberían adaptarse a las distintas situaciones religiosas, políticas, económicas, culturales o nacionales.
Han puesto en marcha iniciativas para mitigar y adaptarse al cambio climático, pero éstas no reciben el reconocimiento suficiente ni se documentan debidamente.
Han tenido que adaptarse a no poder seguir transfiriendo sin problemas el dinero procedente de empresas que controlaban o que contribuían a sus propósitos.