Para los polacos, su ejemplo más espeluznante fue el asesinato de 22.000 oficiales polacos, prisioneros de guerra cuyas cenizas reposan en los cementerios de Katyn, Miednoye y Kharkov.
Pero la verdadera atracción son sus catacumbas subterráneas, donde reposan los restos de miles de personas en un misterioso laberinto de túneles y osarios.
También hay entierros ecológicos que usan materiales como ataúdes biodegradables, urnas de donde brotan árboles y trajes funerarios de los que crecen hongos.