Pues eso, una sala como con pupitres, con mesas donde hacen actividades, dónde comen también, donde charlan y hacen también las terapias del grupo, todas juntas.
Libros y cuadernos duermen en los cerrados pupitres y se trata tan solo de ver quién se levanta más temprano para correr enseguida a la escuela convertida en taller de florista.
Pasaba el papel a sus compañeros para que se riesen, y el monigote iba de pupitre en pupitre, consolando de su aburrimiento a los infelices condenados a la esclavitud perpetua de las oficinas.