Patagonia argentina, casi la tercera parte de la superficie continental del país, un territorio en donde el horizonte se pierde entre montañas y ríos.
2000 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires, un río erosiona durante miles de años la meseta que lo rodea.
Hoy, esa serpiente zigzagueante en la que el agua de mar se confunde con la de río, incluso 40 kilómetros hacia adentro del continente es la Ría Deseado, donde se encuentra el puerto del que sale el 90 por ciento de las exportaciones de la región.
Hace 500 años, una roca volcánica que se eleva más de 30 metros sobre el nivel del mar, hoy conocida como la piedra Toba, orientaba a los navegantes para salir y entrar en este laberinto.
La toba es un tipo de roca porosa y liviana que se forma tras violentas erupciones volcánicas.
Muchos años después, en 1903, la relevaría un faro instalado en la isla Pingüino, parte de un área protegida que abarca 1600 kilómetros cuadrados de la ecorregión del Mar Argentino, en la provincia de Santa Cruz.
Aquí conviven pingüinos de Magallanes, lobos y elefantes marinos del sur.
Y desde fines de octubre hasta abril de cada año se hace presente también el pingüino de penacho amarillo conocido como "el saltador de piedras", por su particular forma de desplazarse brincando entre las rocas.
La mayoría de las más de mil parejas de pingüinos de penacho amarillo que anidan en esta isla lo hacen en un cañadón rocoso ubicado en la parte sur.
La isla es parte del Parque Interjurisdiccional Marino Isla Pingüino, en cuyas costas es común ver una gran cantidad de algas gigantes.