Soy el Madrid de los Austrias, el casco histórico de la ciudad.
Llevo el nombre de la familia que trasladó la corte a mis calles en el siglo XVI.
Pero mi historia viaja más atrás, donde aún se conservan los restos de mis murallas musulmana y cristiana, levantadas en torno a un alcázar que hoy es el impresionante Palacio Real.
Recorrerme es seguir el olor de las floristerías y el sonido de las herramientas de pequeños comercios que conservan antiguos oficios.
Algunos de ellos en la Plaza Mayor, donde antaño se establecieron tantos gremios.
Mis tabernas centenarias, con su cocina castiza, compiten en sabor con las propuestas más modernas.
Ven, porque una vez que recorras mis calles, solo podrás pensar en volver.
