Parte I. Lee y escucha la historia de Miguel a una velocidad lenta.
Últimamente he estado pensando que debería hacer más ejercicio, no porque quiera lucir un cuerpo esculpido este verano, sino porque mi condición física es tan mala que me quedo sin aire cada vez que subo las escaleras del trabajo?
Después de mucho posponerlo, decidí que era hora de hacer algo al respecto.
Lamentablemente, en cuanto crucé la puerta, me di cuenta de que no había ningún instructor para explicarme cómo funcionaban las máquinas o para sugerirme una rutina.
Todo el mundo parecía saber exactamente lo que hacía, menos yo.
El lugar estaba lleno de gente, cada uno iba a su bola, concentrado en sus ejercicios, así que, para no quedar como un novato perdido, Hice lo único que me pareció razonable en ese momento: improvisar.
Primero bicicleta estática, fácil, ya que tengo una en casa, luego algo de elíptica para quemar más calorías, y después unas pesas ligeras para fortalecer los músculos.
A esas alturas ya me sentía bastante cansado, pero quería exigirme un poco más y probar algo más intenso.
Y ahí fue cuando se me fue la olla y decidí imitar a unos chicos que estaban haciendo sentadillas con peso.
¡Craso error!
