Majestades, Altezas, Presidenta del Congreso de los Diputados y Presidente del Senado, Presidentes del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial, Vicepresidenta del Gobierno y Ministros, Presidente del Principado de Asturias, Presidente de la Junta General del Principado, Delegado del Gobierno, Alcalde, Alcalde de Oviedo, Presidenta de la Fundación Princesa de Asturias, que hoy se ha estrenado en esta entrega, en esta edición de los premios.
Autoridades, queridos patronos premiados de otras ediciones, premiados de este año, señoras y señores,
Esta solemne ceremonia que celebramos cada otoño, simboliza los objetivos que la Fundación Princesa de Asturias se propuso hace ya 43 años: rendir homenaje a través de sus Premios a quienes, con su obra, son ejemplo −para todos− de los valores más elevados.
Por eso esta tarde nuevamente volvemos a sentir una emoción y gratitud especiales ante el significado, el impacto y la contribución de nuestros galardonados a un mundo más justo, también más sabio y lúcido.
Sean cuales sean las circunstancias del momento, la obra de todos ellos, siempre nos da motivos para la esperanza, para seguir confiando en la humanidad y en nuestra capacidad de avanzar; y, así, no ceder ante los peores presagios.
También volvemos a sentir, la Reina y yo −y nuestras hijas−, el recibimiento cálido y acogedor que siempre nos ofrecéis en esta tierra. Agradecemos muy sinceramente el afecto y la hospitalidad de los asturianos.
Recordamos de manera muy especial a dos de nuestros galardonados que tristemente han fallecido hace unos meses y de los que sentimos tan honda su ausencia: Nuccio Ordine, en Comunicación y Humanidades, y Hélène Carrère, en Ciencias Sociales. Sus familiares, que nos acompañan hoy –gracias por ello−, nos hacen recordar la grandeza y el mérito de su obra intelectual.
Nuccio Ordine estaba emocionado por viajar a Asturias para recibir su premio. Amaba España, su historia y su cultura, lo reconocía siempre que tenía oportunidad. Nos reconforta saber que seguiremos disfrutando de su gran legado.
La mejor manera de rendirle homenaje es tener muy presentes sus consejos: profundicemos en el cultivo del espíritu; pongamos en valor la grandeza de los mejores maestros; hagamos de la libre investigación, del arte, del pensamiento crítico, el horizonte que nos inspire para llegar a ser mejores.
El universo de la investigación y la opinión libres, del criterio sólido e informado, del deseo constante de aprender es también en el que se enmarca el trabajo de Hélène Carrère. Durante décadas, se dedicó con profundidad a su especialidad, la historia de Rusia y de la Unión Soviética −y de las vidas de los personajes más relevantes que la fueron moldeando−, para extraer conclusiones que nos ayudaran a comprender el mundo.