Yo estaba vestido de habanero
Tú dijiste adiós con la mirada
Mientras que sonaba un tal Romeo
En un balcón de la vieja Habana
No hay nada más perro que el amor
Porque muerde siempre, antes que ladra
Me latió tan fuerte el corazón
Me dijiste ven desde la barra
Y yo te dije: Niña te invito a un mojito
Tú me dejaste clarito, que la cosa no iba así