¡Qué frío tan atroz!
Caía la nieve,y la noche se venía encima.
Era el día de Nochebuena.
En medio del frío y de la oscuridad, una pobre niña pasó por la calle con la cabeza y los pies desnuditos.
Tenía, en verdad, zapatos cuando salió de su casa; pero no le habían servido mucho tiempo.
Eran unas zapatillas enormes que su madre ya había usado: tan grandes, que la niña las perdió al apresurarse a atravesar la calle para que no la pisasen los carruajes que iban en direcciones opuestas.
La niña caminaba,pues,con los piececitos desnudos,que estaban rojos y azules del frío; llevaba en el delantal,que era muy viejo, algunas docenas de cajas de fósforos y tenía en la mano una de ellas como muestra.
Era muy mal día: ningún comprador se había presentado,y,por consiguiente, la niña no había ganado ni un céntimo.
Tenía mucha hambre,mucho frío y muy mísero aspecto.
¡Pobre niña!