Entraron los niños en el palacio y en seguida salió a recibirlos un criado negro, vestido de colorado y de verde, con muchos cascabeles que sonaban al andar.
Antes os engañáis, Sancho -respondió el Duque-; porque el ejercicio de la caza de monte es el más conveniente y necesario para los reyes y príncipes que otro alguno.
Y le avisó: - Tú irás al baile, pero con una condición: cuando el reloj del Palacio de las doce campanadas, tendrás que volver enseguida porque el hechizo se acabará.