Nuestro cerebro interpreta los hábitos disminuyendo la actividad cerebral requerida para desempeñar la tarea en cuestión, de modo que la automatiza, resultando esta considerablemente más fácil.
Y efectivamente, la consistencia, esa rutina diaria, esos procesos casi automatizados hacen que sea mucho más fácil resistirse a hacer algo que queremos hacer.
La automatización total, en la cual cada vez menos requiere de las personas y todo está más automatizado, menos desperdicio, menos, menos consumibles que se están perdiendo.
Recuerdo la primera vez que vi una noticia que me llamó la atención relacionada con incorporación de tecnología para vigilancia automatizada por parte del Ministerio del Interior.
En el Centro de Automatización y Robótica del CSIC, lideran un proyecto europeo para diseñar un vehículo autónomo capaz de acabar con las malas hierbas sin aplicar herbicidas.
O sea, escribiendo no solo mejoramos la escritura, sino también tu destreza a la hora de hablar porque ayuda a que las estructuras se fijen, se automaticen, en tu cerebro y ampliamos nuestro vocabulario.
Y en un mundo donde todo se vuelve más automatizado e impersonal, quizás esa conexión emocional con las marcas, las comunidades de pertenencia con las que nos identificamos, y entre nosotros sea más valiosa que nunca.